Oliver Schwarz

A lo largo de mi vida, me he enfrentado tanto a arduos retos como a momentos profundamente satisfactorios, que me han llevado a tomar conciencia de mí misma y a sentir compasión por lo que soy. En mis primeros años, me embarqué en una búsqueda para descubrir mi propósito individual, pero ahora me doy cuenta de que estaba buscando en los lugares equivocados. He saboreado el éxito financiero y profesional trabajando en Wall Street. Como empresario, he experimentado los altibajos de los grandes logros y los dolorosos fracasos. Me he enfrentado a la quiebra, la adicción, la codependencia, el divorcio y la depresión, superando cada uno de estos obstáculos en el camino.

Ser padre de mis dos extraordinarios hijos no sólo ha traído una inmensa alegría a mi vida, sino que también me ha enseñado profundas lecciones sobre el verdadero significado del amor. He sido testigo de las alegrías y las penas del matrimonio y he soportado el dolor del divorcio. He reflexionado sobre el sentido de la vida en innumerables ocasiones, siempre en busca de mi poder y mi propósito personales. En resumen, he llevado una vida llena de pasión, que me ha permitido experimentar plenamente mi humanidad. He aprendido a desprenderme del ego y a abrazar la aceptación y la gratitud como principios rectores. Hoy vivo con intención, fe y un profundo sentido de propósito que creo que se alinea con mi verdadera vocación.

La amalgama de felicidad y sufrimiento, confianza y miedo, éxito y fracaso me ha conferido una sabiduría inestimable. He llegado a comprender que el aspecto más crucial de mi existencia es mantenerme fiel a mí misma y aceptar el extraordinario don de la vida en su totalidad. Al aceptar y asumir la inevitabilidad del sufrimiento y renunciar al deseo de controlar cada resultado, he sido bendecida con una profunda conciencia, compasión y una profunda comprensión del propósito de mi vida.